Las comunidades energéticas en Europa han experimentado un notable crecimiento en los últimos años, consolidándose como pilares fundamentales en la transición hacia un modelo energético más sostenible y participativo.
Un panorama en expansión
Según datos de la Federación Europea de Cooperativas Energéticas (REScoop.eu), en Europa existen más de 1.900 proyectos de comunidades energéticas que involucran a más de 1.250.000 consumidores. Este movimiento refleja cómo las personas se están uniendo para generar, compartir y gestionar energía limpia, reduciendo emisiones de carbono y promoviendo la independencia energética.
El ejemplo pionero: Samsø, Dinamarca
Uno de los primeros ejemplos destacados de este fenómeno es la isla de Samsø en Dinamarca. Con una población de 4.000 habitantes, Samsø es hoy un modelo de autosuficiencia energética, generando el 100 % de su energía mediante fuentes renovables como la eólica, solar y biomasa. Además, produce un excedente suficiente para abastecer a 20.000 hogares adicionales en tierra firme.
La metamorfosis de esta pequeña isla comenzó en 1997, cuando el gobierno danés lanzó un concurso para seleccionar una comunidad modelo de energía renovable, en respuesta al compromiso de reducir las emisiones de CO₂ en un 21 % tras la Cumbre del Clima de Kioto en 1996. Samsø ganó el desafío y Søren Hermansen fue elegido para liderar este ambicioso proyecto.
Claves del éxito
1. Sentido de propiedad
El proyecto se basó en la creación de cooperativas en las que los residentes podían participar como accionistas. Este enfoque permitió reunir fondos para la primera turbina eólica y dio a la comunidad un sentido de propiedad y compromiso. Hoy, las turbinas pertenecen a individuos, cooperativas locales, grupos de inversión y gobierno, lo que ha permitido el desarrollo de un ecosistema colaborativo.
2. Participación activa y co-creación
Desde el inicio, se realizaron reuniones abiertas en formato circular, promoviendo la igualdad y el respeto por todas las opiniones. Escuchar activamente las inquietudes y aspiraciones de los habitantes fue crucial para involucrar a todos en el proceso y alinear sus motivaciones con el objetivo común.
3. Beneficios sociales y ambientales
El proyecto no solo trajo beneficios económicos y ambientales a la isla, sino también sociales. Creó lazos más profundos entre los habitantes, fomentó un sentido de pertenencia y empoderó a la comunidad para trabajar unida hacia metas compartidas.
4. Innovación y aprendizaje colectivo
El éxito de Samsø también radica en su capacidad para compartir su aprendizaje. Esta pequeña comunidad fundó la Academia de Energía Samsø, un centro que ofrece formación, talleres y programas de liderazgo para replicar su modelo en otros lugares. Hasta la fecha, ha asesorado a 29 países en la transición energética.
El mensaje final: Lo imposible es posible
La historia de Samsø demuestra que, cuando una comunidad trabaja junta con un propósito colectivo, puede lograr lo que parecía imposible. Hoy, su ambición es ser una isla completamente verde para 2030.
El éxito de Samsø es inspirador: nos ayuda a creer en el poder transformador de las comunidades y en la importancia de asumir un rol activo ante un reto como la transición energética. Si otras comunidades pioneras pueden aprender de sus 20 años de experiencia, estamos un paso más cerca de construir un futuro sostenible para todos.
💡 El Poder de la Comunidad está en creer que lo imposible es posible.